En el instituto eras la más afortunada, mientras muchos de tus compañeros vivían acomplejados por sus granitos e impurezas, tu piel tenía un aspecto terso y luminoso. Ahora las tornas han cambiado y te toca a ti luchar contra la tirantez y las rojeces. ¿Te suena de algo?

Las personas con piel sensible carecen de una buena protección natural, por lo que su dermis reacciona ante factores externos como el frío, el viento o ciertos jabones. Los periodos de irritabilidad pueden alternarse con otros de normalidad, siendo especialmente molestas las estaciones con temperaturas más extremas (invierno y verano).

¿Cómo cuidar las pieles sensibles? Te dejamos una lista de consejos que calmarán tu piel en gran medida, minimizando la sensación de incomodidad y haciendo que luzca perfecta:

1. Evita los cambios bruscos de temperatura, ellos son tus peores enemigos. ¿Cómo? No abuses de la calefacción y abrígate bien antes de salir, ¡la bufanda, el gorro y los guantes que no falten!
2. Mantén el calor por dentro, confiando en los platos típicos de esta época: sopitas y guisos. Por otro lado, deberías esquivar siempre que puedas el alcohol y el picante.
3. Vitaminas, vitaminas, vitaminas. Procura aumentar la dosis de cítricos y verduras que te aportarán la vitamina C que necesitas.
4. La hidratación, en abundancia. Aplícala siempre que puedas, poniendo especial atención en las zonas más expuestas: cara, labios, manos y cuello.
5. Limpia tu piel con productos suaves y adecuados. Los ideales son la leche sin aclarado, el agua micelar y el tónico sin alcohol.
6. Utiliza un sérum hidratante en las épocas extremas, como refuerzo.

¿Desconocías alguno de estos consejos? ¡Esperamos que os hayan sido de utilidad!